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Ni siquiera el Covid-19 y el cierre de fronteras hizo que mermara el crecimiento: entre 2019 y 2020, cuando la pandemia comenzó a golpear a los Estados Unidos, la cantidad de puestos de trabajo agrícola temporal migrante aumentó casi un 7%/(SHUT via ELNC)

Carolina del Norte, Raleigh- El programa de visas H-2A, que permite a empresas estadounidenses contratar trabajadores agrícolas migrantes de manera temporaria, ha crecido exponencialmente durante la última década.

De acuerdo a los datos relevados por el Departamento de Trabajo federal, en 2020 se certificaron más del triple de puestos de trabajo con Visa H2-A. El dato corresponde a nivel nacional y se compara con una década atrás.

En efecto, en 2010 fueron 79,011 los puestos certificados; en 2020 la cifra fue de 275,430. Lo anterior significa un aumento del 348.6% en diez años.

Además, desde el 2011 hasta la actualidad, la cantidad de puestos de trabajo con visas H-2A creció ininterrumpidamente todos los años. 

Ni siquiera el Covid-19 y el cierre de fronteras hizo que mermara el crecimiento. Entre 2019 y 2020, cuando la pandemia comenzó a golpear a los Estados Unidos, la cantidad de puestos de trabajo agrícola temporal migrante aumentó casi un 7%.

“Al inicio de la pandemia el gobierno de Trump cerró la frontera pero casi inmediatamente se arrepintieron. Permitieron la entrada de los trabajadores H-2A porque se dieron cuenta de que los necesitaban”. Es lo que explicó a Enlace Latino NC Nathan Dollar; uno de los más prestigiosos investigadores de Carolina del Norte en lo que respecta a la intersección de migración, trabajo y salud.

En ese sentido, todo parece indicar que la tendencia se mantiene en 2021. En lo que va del año se han certificado 247,969 puestos H-2A en todo el país. Es una cifra considerablemente superior a la misma época del año pasado.

Aumento de visas H-2A en Carolina del Norte

Durante toda la última década, Carolina del Norte se mantuvo siempre dentro de los cinco estados con mayor cantidad de trabajadores H-2A contratados.

Si bien a un ritmo menor que la tendencia a nivel nacional, lo cierto es que la cantidad de puestos de trabajo agrícola migrante temporario también ha crecido en el estado durante la última década.

En 2011, por ejemplo, la cantidad de puestos H-2A certificados en Carolina del Norte fue de 9,137. En 2020 fue de 22,052, es decir, más del doble.

De hecho, la North Carolina Growers Association ha sido durante los últimos 10 años la empleadora número 1 de todo el país.

Trabajadores agrícolas impulsan el crecimiento demográfico de la población latina en Carolina del Norte

Según datos de la Farmworker Advocacy Network, en los últimos 20 años el número total de trabajadores agrícolas en Carolina del Norte ha disminuido; pero en el mismo lapso, se duplicó la cantidad de trabajadores agrícolas migrantes.

De hecho, la organización informa que el 94% de los trabajadores agrícolas de Carolina del Norte tienen al español como lengua materna. 

Los reportes del último censo confirman que la población latina de Carolina del Norte creció un 40% en la última década

El crecimiento demográfico se explica, en buena medida, por lo que ocurre en los condados rurales. De los 100 condados de todo el estado, los únicos 3 en los que la comunidad latina supera el 20% de la población están ubicados en áreas rurales.

Lariza Garzón asocia el crecimiento de la comunidad latina en condados rurales al incremento en las visas H-2A. Garzón es directora ejecutiva del Ministerio Episcopal para los Trabajadores Agrícolas,

“Sampson –un condado rural en el que la comunidad latina supera el 20%– es el condado en el que hay más trabajadores agrícolas con visa H-2A. Creo que no es casualidad. Es un lugar que tiene una actividad agrícola muy fuerte. Actualmente los que ponen la mano de obra en ese rubro son los latinos”, dijo Garzón.

Condiciones de trabajo precarias

“Hay muchas injusticias para los trabajadores del campo relacionadas con las condiciones de vivienda y los salarios", dijo a Enlace Latino NC, Ángel Venegas, trabajador agrícola de origen mexicano.

Las visas H-2A son, para muchos empleadores, una forma de contar con mano de obra barata sin los riesgos que acarrea contratar trabajadores indocumentados.

Se trata de una modalidad de contratación admitida siempre y cuando el empleador pueda demostrar el cumplimiento de tres requisitos; que existe una escasez de trabajadores estadounidenses, que la contratación de inmigrantes no afectará los salarios de los estadounidenses, y que el trabajo requerido es temporal.

Dado que las visas H-2A son solicitadas por el empleador, el estatus migratorio de los jornaleros durante su permanencia en los Estados Unidos está atado a su vínculo con la empresa. Pueden renunciar, pero en caso de hacerlo deberán regresar a su país de origen.

En la práctica, esta situación deriva en innumerables abusos por parte de los rancheros. Muchos de los trabajadores migrantes se endeudan para poder viajar; en el caso de volver a su país antes de tiempo, nunca podrán saldar sus deudas.

Angel Venegas hace hincapié en la dependencia de los trabajadores como uno de los factores que contribuye a la situación de explotación. “Hay muchos abusos y acoso, especialmente sobre las trabajadoras mujeres. Los rancheros les dan casa, les dan dinero y entonces es muy difícil encontrar una salida”.  

Esa situación de vulnerabilidad y asimetría de poder es, según Nathan Dollar, justamente una de las razones por las cuales los empleadores estadounidenses prefieren contratar trabajadores H-2A.

“Uno de los motivos por los cuales los rancheros prefieren esta clase de trabajadores es porque la visa los restringe a un empleador determinado. Dependen de ese empleador. Entonces hacen lo que se les pide, y por lo general no se quejan. Son menos proclives a protestar por las condiciones de vivienda o los salarios porque no quieren ser incluidos en una lista negra. Como están atados a un empleador y no pueden vender su fuerza de trabajo en un  mercado libre, están mucho más condicionados por sus patrones”.

Excusas de los rancheros

Mientras tanto, los rancheros despliegan una serie de justificaciones para explicar la precaria situación de los trabajadores H-2A:

“Los rancheros dirán que necesitan contratar trabajadores H-2A porque no consiguen empleados en los Estados Unidos. No consiguen ciudadanos de los Estados Unidos porque la paga es pésima y las condiciones de trabajo son malas, pero ellos dicen que el motivo es la creciente presión por parte de los grandes conglomerados de la industria agrícola internacional con los que no pueden competir”, sostiene Dollar.

Para el académico, la preocupación de los rancheros es legítima, pero pertenece a otro aspecto de la discusión: una reclamo en materia de política económica, que no puede ser considerado una excusa válida para explotar a los trabajadores. 

Las visas H-2A siguen siendo tentadoras para los latinoamericanos

A pesar de las condiciones paupérrimas de vivienda, los bajos salarios, la exposición al calor y el contacto con pesticidas insalubres, los trabajadores agrícolas provenientes de países latinoamericanos continúan considerando a los Estados Unidos en general y a Carolina del Norte en particular como un destino de prosperidad.

Desde su experiencia personal, Ángel Venegas indicó que sus familiares y amigos siguen interesados en dedicarse a la actividad agrícola en los Estados Unidos.

“Tengo muchos familiares en México que siempre tratan de venir a los Estados Unidos de alguna manera. Tengo mínimo cinco primos que en los últimos dos años han venido aquí con visas para trabajar. Yo creo que las ganas están. Muchas de las personas con las que hablo aquí son de México, personas con buena educación que a fin de cuentas prefieren venir a Estados Unidos, al campo. Creo que a pesar de todos los problemas que hay, la gente de los países de centroamérica todavía quiere venir a trabajar”, relató Venegas.

Regulaciones anti sindicatos en Carolina del Norte

Como explica Dollar, la población latina de Carolina del Norte ha crecido exactamente en el período que los historiadores llaman la “era de la globalización neoliberal”, una época de desregularización de la economía y precarización de las condiciones de trabajo.

FLOC, el sindicato de trabajadores agrícolas que nuclea a muchos de los jornaleros con visa H-2A en Carolina del Norte, comenzó a operar en la década del 70 pero llegó al estado recién hacia 1990. 

“Esta es una época en la que los sindicatos en todo el país declinaron, y Carolina del Norte es uno de los estados más ‘anti sindicatos’. Si no me equivoco, tenemos la segunda menor cifra de adhesiones a sindicatos de los Estados Unidos”, afirma Dollar.

En ese contexto hostil, Dollar considera que “FLOC ha hecho un trabajo realmente maravilloso en Carolina del Norte”, pero su capacidad de apoyar a sus miembros está limitada por las regulaciones adversas que existen en el estado. 

Asimismo, hay muchos trabajadores H-2A que no forman parte de FLOC. Con frecuencia, por miedo a sufrir represalias y no ser contratados al año siguiente, cuando muy probablemente regresarán a los Estados Unidos y padecerán la misma clase de explotación. 

Nicolás Baintrub es periodista argentino y hace parte del equipo de Enlace Latino NC. Cree en el periodismo como vehículo para contar buenas historias con compromiso social, rigor en la investigación...

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