Trabajadora inmigrante con visa temporal de trabajo cosechando en un campo de Estados Unidos
Crédito: Shutterstock

José Olmos mira de frente a la cámara de su computadora y sus ojos marrones provocan un efecto de cercanía. Es como si su mirada pudiera traspasar la pantalla y posarse en los espectadores ubicados a cientos o incluso miles de kilómetros. El pelo negro, peinado con tensión hacia atrás, deja ver una frente despejada y una cara limpia de labios gruesos que se mueven lentamente, al ritmo de su voz pausada. 

“Nos tocaba compartir camas individuales con compañeros. En una ocasión los trailers se llenaron de chinches. Muchas veces no teníamos ni luz ni agua. No podíamos cocinar ni cargar el teléfono”, relata José, quien ha sido convocado para contar su experiencia como trabajador con visa temporal H-2B.

Pero la historia de José Olmos y las condiciones laborales que describe no parecen ser una excepción sino más bien la regla. Y no se remiten únicamente a las visas H-2B sino a todas las visas temporales de trabajo para extranjeros.

Así lo demostró un reporte elaborado por Polaris, la organización sin fines de lucro que administra la Línea Nacional Contra la Trata de Personas. En efecto, según la información recabada entre 2018 y 2020, más de la mitad de las víctimas con estatus migratorio conocido que realizaron denuncias en la Línea eran extranjeros con distintas clases de visas de trabajo temporales.

Trata laboral en visas de trabajo temporales 

Tal como explicó Catherine Chen, directora ejecutiva de Polaris, unos minutos antes de que José compartiera su historia en el evento virtual de lanzamiento del reporte, la trata es básicamente el negocio de robar libertad para ganar dinero.

A diferencia de los estereotipos que circulan en la sociedad, las situaciones de trata no suelen configurarse con personas atadas con cadenas o a punta de pistola –aunque esas situaciones también existen– sino a través de modalidades mucho más sofisticadas, sutiles y difíciles de advertir.

Específicamente, la trata laboral es una situación de reclutamiento o transporte de una persona para realizar un trabajo o servicio mediante el uso de fraude, fuerza o coerción con el fin de explotarla.

Y las visas temporales de trabajo, en lugar de impedir esos abusos, parecen profundizarlos. 

Problemas sistémicos

Como indicó Andrew Walchuk, miembro de Farmworker Justice, esta clase de programa “les brinda a los empleadores un control extraordinario sobre los trabajadores”. 

Ocurre que en varias de estas visas, como las H-2A de trabajo agrícola, o las H-2B, los trabajadores dependen de un solo empleador y si desean cambiar de empleo pierden su estatus migratorio. 

Además, en palabras de Walchuk, “los empleadores crean una burbuja alrededor del trabajador, porque controlan en lugar de trabajo, la vivienda y los medios de transporte”. Y en las áreas rurales el aislamiento torna aún más difícil las conexiones entre los trabajadores y las organizaciones que los protegen. 

Cifras de la trata laboral entre 2018 y 2020

Tal como señalaron fuentes de Polaris en diálogo con Enlace Latino NC el principal objetivo de la Línea Nacional Contra la Trata es asistir a las víctimas. Por ese motivo, a las personas que llaman sólo se les preguntan datos necesarios para brindar una solución a sus problemas. Pero, a pesar de que la recopilación de información es secundaria, el análisis de las llamadas a la Línea permite esbozar un panorama de las condiciones laborales de las personas contratadas con visas temporales de trabajo.

El último reporte publicado, que incluye datos recabados entre el 1 de enero de 2018 y el 31 de diciembre de 2020, identificó a 15,886 víctimas de trata laboral.

De todas las víctimas que manifestaron su nacionalidad, la enorme mayoría (92%) eran extranjeras: un dato que expone la vulnerabilidad de los trabajadores migrantes que dejan sus países de origen frente a esta clase de delitos.

A diferencia de algunos prejuicios muy difundidos, muchísimas víctimas de trata laboral no ingresaron a los Estados Unidos de manera irregular. En cambio, el 60% de los consultantes afirmó contar con visas temporales de trabajo otorgadas por el gobierno tras haber cumplido una serie de requisitos burocráticos y controles. Y el porcentaje real de personas con visa podría ser aún mayor porque el restante 40% no afirmó tener un estatus migratorio irregular sino que simplemente no hizo ninguna referencia al respecto.

Diferentes modalidades de trata según las visas temporales de trabajo

Si bien en todos los casos la trata laboral involucra fraude, fuerza o coerción, lo cierto es que según las diferentes visas temporales de trabajo prevalecen algunas maniobras de explotación por sobre otras.

En el caso de las personas con visas H-2A para trabajadores agrícolas, por ejemplo, el 58% declaró haber tenido que trabajar un número excesivo de horas, y el 41% informó que le habían retenido o quitado el salario.

Asimismo, 7 de cada 10 personas con visas H-2B para trabajos no agrícolas (por lo general se desempeñan en construcción, hotelería y paisajismo) denunciaron quitas o retenciones de salario.

Entre los contratados con visas J-1 para intercambios culturales y educativos, el 45% señaló que el trabajo no era coherente con lo que se les dijo cuando fueron reclutados.

Por su parte, el 45% de los beneficiarios de visas A-3/G-5 de empleo diplomático y de organizaciones internacionales relataron que sus documentos fueron retenidos o destruidos. Situación que impactó negativamente en sus posibilidades de renunciar a sus empleos o reportar abusos.

Algunas propuestas para solucionar el flagelo de la trata laboral en visas de trabajo temporales

A la luz del análisis de los datos recabados por la Línea Nacional Contra la Trata entre 2018 y 2020, especialistas de Polaris esbozaron una serie de propuestas para modificar algunos aspectos de las visas de trabajo temporales.

Bajo la premisa de resolver los problemas sistémicos de este tipo de contratos, el informe propone, entre otras medidas, “crear opciones reales para que los titulares de visas H-2A y H-2B puedan cambiar de empleador” sin perder su estatus migratorio.

También recomienda “reforzar la aplicación de las normas y leyes para los reclutadores, contratistas y empleadores que explotan a los trabajadores y garantizar la responsabilidad conjunta de empleadores y contratistas”.

Mientras tanto, en contraposición al avance de la emisión de esta clase de visas en los últimos años (especialmente las H-2A), el reporte insta a que tanto el poder ejecutivo como legislativo “se abstengan de ampliar el alcance o el tamaño de los programas de visados temporales hasta que se establezcan protecciones sólidas para los trabajadores y se apliquen con firmeza”. 

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