Carolina del Norte, Raleigh- Cada día se presentan más de 335 solicitudes de desalojo en Carolina del Norte a familias de inquilinos. En un contexto de precios de los alquileres en alza y estancamiento de salarios, miles de personas se están quedando en la calle por no poder pagar la renta. Por eso, muchos especialistas están hablando de una “epidemia de desalojos”, un flagelo que afecta especialmente a las familias latinas.
¿Cuántas familias están en riesgo de desalojo en Carolina del Norte?
Entre abril y noviembre de 2021, cuando los programas de ayuda por la pandemia comenzaron a mermar y los desalojos volvieron a ser aceptados en las cortes, el número de familias al borde de quedar en la calle por no pagar el alquiler aumentó a más del doble.
Según datos del poder judicial de Carolina del Norte, en abril de 2021 se presentaron 4,802 solicitudes de desalojo a inquilinos. En noviembre del mismo año, la cifra ascendió a 10,064.
Eso significa que cada día 335 familias están al borde de quedar en la calle por no pagar el alquiler en el estado.

Tal como informó el Eviction Lab de la Universidad de Princeton, en un año “típico” los dueños de las viviendas inician alrededor de 124,000 solicitudes de desalojo en Carolina del Norte. Eso quiere decir que 8.3 de cada 100 familias en el estado quedan en riesgo de ser desalojadas.
¿Cuántas familias están en riesgo de desalojo a nivel nacional?
Las cifras de desalojos en Carolina del Norte son más altas que el promedio a nivel nacional.
En un año "típico", en Estados Unidos los dueños de las viviendas presentan 3.6 millones de solicitudes de desalojo. Esa cifra implica que alrededor de 6 de cada 100 familias de inquilinos sufrieron una amenaza de desalojo en el país.
¿Cuáles son las ciudades de Carolina del Norte con más desalojos?
Carolina del Norte ostenta el triste récord de contar con 3 ciudades entre las 20 con mayores tasas de desalojos en todo el país: Greensboro, Winston-Salem y Fayetteville.
El relevamiento de Eviction Lab perteneciente a 2018 evidencia que en ese año hubo 4,948 desalojos en Greensboro. Eso equivale a 13.56 hogares desalojados cada día. En total 8.41% de los hogares de inquilinos fueron desalojados ese año, lo cual dejó a la ciudad en el séptimo lugar en el ranking nacional.
Por su parte, tanto Winston-Salem como Fayetteville tuvieron una tasa de desalojo cercana al 7% de las familias de inquilinos. Ambas ciudades quedaron en el puesto 16 y 17 a nivel nacional respectivamente.
¿Cómo han variado los precios de los alquileres en Carolina del Norte?
Los precios de los alquileres en el estado han aumentado constantemente desde el año 2012.
Según los datos compilados por Apartment List, un sitio de transacciones inmobiliarias, de enero a diciembre de 2020 el alquiler medio en Carolina del Norte rondó los $1,000.
A partir de enero de 2021, el precio promedio subió de forma constante, alcanzando los $1,214 en octubre.
¿Afectan a todos por igual?
No, la amenaza de desalojos afecta desproporcionadamente a las minorías. El 75.1% de los blancos son compradores de la vivienda que ocupan, comparado con apenas el 10.2% de los latinos y el 8,2% de los afroamericanos.
A nivel nacional, el 58% de los hogares encabezados por adultos afroamericanos y el 52% de los hogares encabezados por adultos latinos alquilan la vivienda, comparado con el 27.9% de los blancos.
¿Por qué los desalojos en Carolina del Norte son un tema crucial?
Tal como informa el Eviction Lab, la mayoría de las familias pobres que alquilan gastan al menos la mitad de sus ingresos en los costos de la vivienda, y una de cada cuatro de esas familias gasta más del 70% de sus ingresos solo en el alquiler y los servicios públicos.
Los ingresos de los trabajadores estadounidenses se han estancado mientras los costos de la vivienda se han disparado. En estas condiciones, a las familias de bajos ingresos les resulta más difícil mantenerse al día con los gastos de alquiler y un número cada vez mayor de ellas está a un paso del desalojo.
¿Cómo afecta la vida de alguien?
Muchas familias expulsadas de sus hogares también deben irse de su comunidad y sus hijos tienen que cambiar de colegio. Las familias suelen perder también sus pertenencias porque no tienen dónde dejarlas. En algunos casos, además se les arma un expediente judicial y les resulta difícil ser aceptadas en otra vivienda. Los estudios también demuestran que el estrés generado por el desalojo puede llevar a que las personas sean despedidas de sus trabajos. En definitiva, un desalojo es mucho más que perder la casa.