Cada temporada de huracanes, el este de Carolina del Norte se prepara para lo peor. Pero los esfuerzos de planificación, respuesta y recuperación ante emergencias descuidan a una importante población marginada: los latinos que viven en las zonas rurales. Sin alertas de emergencia en su idioma o apoyo de recuperación específico para las necesidades de la comunidad, los trabajadores inmigrantes y sus familias navegan por un sistema de gestión de emergencias que los excluye, poniendo sus trabajos y medios de vida en juego para sobrevivir a un desastre y sus consecuencias.
En esta serie de Enlace Latino NC, examinamos lo que les sucede a los latinos que viven en zonas rurales antes, durante y después de los desastres naturales, y cómo algunas organizaciones sin fines de lucro y grupos comunitarios están presionando por soluciones inclusivas de preparación, respuesta y recuperación ante emergencias.
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Al terminar su largo turno de trabajo en una granja porcina, Lucía Mondragón y su hija adolescente se detuvieron en Walmart la noche del 6 de octubre de 2016, para hacer sus compras de la semana. Mientras Mondragón empujaba un carrito por la tienda, notó que otros clientes asaltaban frenéticamente los estantes. El huracán Matthew tocaba tierra cerca de su casa en el condado de Cumberland, pero Mondragón no tenía idea.
Su hija, Alisson Herrarte, sacó su teléfono celular y buscó en la web cuál podría ser la emergencia. “Toda la información apareció en inglés”, dijo. "En aquel momento, yo no dominaba ese idioma".
Sin hablar inglés, Mondragón, su esposo y sus dos hijos habían emigrado de El Salvador dos meses antes. Este sería el primer encuentro de la familia con una tormenta mortal, pero no el último. “Éramos completamente inconscientes y estábamos desprevenidos”, dijo Mondragón sobre el huracán y las destructivas inundaciones que le siguieron.
Los inmigrantes latinos, una comunidad en aumento en las zonas rurales del este de Carolina del Norte, no son ajenos a la aterradora experiencia de Mondragón. Desde Matthew en 2016, Carolina del Norte ha experimentado varios huracanes catastróficos, incluidos Florence y Michael en 2018, Dorian en 2019 y, más recientemente, el huracán Isaías en agosto. Hasta ahora, el estado ha recibido más de $23 mil millones en fondos federales de ayuda para recuperarse de estas tormentas.
La temporada de huracanes de este año en el océano Atlántico es una de las peores que se han registrado, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). El huracán Isaías trajo seis tornados a Carolina del Norte, que dejaron un saldo de dos muertos.
A pesar de este historial de desastres y una población latina significativa, los condados rurales del este de Carolina del Norte no dan alertas de emergencia en tiempo real ni órdenes de evacuación en español ante de huracanes y desastres naturales, según reveló una investigación de Enlace Latino NC. La pesquisa incluyó la revisión de 40 páginas web de manejo de emergencias del condado, y varias entrevistas con seis funcionarios de emergencia estatales y del condado.
Ante la inminencia de una catástrofe natural, los inmigrantes de habla hispana no reciben alertas para que se protejan a sí mismos, a sus familias y sus propiedades.
El Departamento de Manejo de Emergencias de Carolina del Norte atribuye esta responsabilidad a cada condado, pero indica que el estado debe ofrecerles orientación. Los funcionarios del condado por su parte, dicen que siguen la guía del estado. Pero no existe un esfuerzo coordinado entre los funcionarios de emergencias (locales, estatales y federales) para identificar las comunidades de inmigrantes que no hablan inglés e incluirlas en los planes de preparación para emergencias. Como consecuencia, estas comunidades vulnerables se exponen a más riesgo, al no recibir información vital que llega a todas las demás personas.
Ernie Abbott, ex asesor general de FEMA, declaró a Enlace Latino NC que sin una estrategia de comunicación efectiva de preparación para emergencias, los gobiernos locales están creando las condiciones para un desastre en sus comunidades.
"La guía de planificación para desastres desarrollada desde el huracán Katrina deja bastante claro que [si] los planes de preparación no toman en cuenta las necesidades y las formas de comunicarse con toda la población de su comunidad, los planes fallarán".

Los latinos constituyen un sector en aumento en las comunidades de Carolina del Norte, con cerca de 1 millón 997,000 residentes en 2018. Según datos del censo de Estados Unidos, 10 condados rurales en Carolina del Norte experimentaron un crecimiento demográfico constante desde 2010, que puede atribuirse por completo a la llegada de inmigrantes latinos. Aquí se incluyen cuatro condados del este: Duplin, Wayne, Sampson y Wilson.
Sin embargo, la gestión de emergencias a nivel local no prioriza la comunicación en español. A nivel federal, donde la legislación y las políticas afirman que la accesibilidad del idioma debe ser una prioridad, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) prioriza la respuesta y recuperación, sobre políticas de prevención y preparación.
La Ley Stafford, la autoridad legal para la mayoría de las respuestas federales a desastres, requiere que FEMA trabaje con los gobiernos estatales y locales para identificar grupos de población con dominio limitado del inglés (LEP), e incluir el español y otros idiomas en la planificación de desastres. Pero estas políticas son insuficientes porque no hay supervisión que garantice que los funcionarios estatales y locales identifiquen a las comunidades LEP vulnerables, a pesar de que Carolina del Norte ha recibido miles de millones de dólares en fondos federales en los últimos años.
En respuesta a preguntas sobre la Ley Stafford y los esfuerzos para trabajar con los gobiernos estatales y locales en estos problemas, el portavoz de FEMA, Daniel Llargués, escribió por correo electrónico: “La preparación es una responsabilidad que comparten los gobiernos federales, estatales, locales y tribales; el sector privado; organizaciones no gubernamentales y el pueblo estadounidense. La respuesta óptima ante desastres se ejecuta a nivel local, la administra el estado y la respalda el gobierno federal”.
La misión de FEMA es ayudar a las personas antes, durante y después de un desastre.
Los funcionarios estatales y locales pueden solicitar ayuda de FEMA porque la agencia tiene los recursos y la experiencia para identificar comunidades vulnerables y brindar información en un idioma que éstas comprendan. Pero según el portavoz de FEMA: “Hasta el día de hoy no tenemos ninguna solicitud del estado o los condados de Carolina del Norte para identificar comunidades de habla hispana”.
La falta de acceso a información necesaria antes de un desastre aísla aún más a los inmigrantes en zonas rurales. Y expone una desconexión en la comunicación con los residentes latinos rurales que se ha hecho evidente ahora con una emergencia más grave: la pandemia del coronavirus.
La crisis del COVID-19 agrega otra capa de vulnerabilidad a estas comunidades del este de Carolina del Norte, en un momento en que los trabajadores de las granjas y de plantas procesadoras de carne se consideran esenciales, pero tienen mayor riesgo de contraer el virus.
“La crisis de salud mental colectiva que enfrentamos en nuestras comunidades es un problema real”, Lariza Garzón, directora del Ministerio Episcopal de Trabajadores Agrícolas (EFwM) dijo a Enlace Latino NC en abril. “El coronavirus es una capa más de la crisis económica que se suma a los huracanes, a las políticas anti-inmigrantes, a la inseguridad alimentaria”.
Después de una tormenta, la fuerza laboral inmigrante mayoritariamente latina y sus familias quedan fuera de la ecuación, ya que la devastación a menudo se mide en cifras, pérdida de propiedades y el impacto financiero para la industria agrícola. La fuerza de trabajo se siente desatendida y discriminada por funcionarios locales y, a menudo, por sus empleadores, afirman trabajadores y activistas.
Edelmira Segovia, profesora de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington que trabaja en la recuperación después de huracanes, lo ve como un desaire a su comunidad.
“La comunicación en español se convierte en un valor añadido”, dijo. “Esa noción de que estamos aquí temporalmente y que nos vamos a ir, todavía está muy arraigada. No veo acciones que pongan a los latinx al mismo nivel [que los demás] ".

El huracán Matthew tocó tierra en el sureste de Carolina del Norte con categoría 1 en 2016, causando daños de más de $2 mil millones y al menos a 28 personas muertas.
El condado de Cumberland fue uno de los seis condados del este más afectados por Matthew. Allí es donde viven Mondragón, la mujer salvadoreña, y su familia.
Al salir de Walmart esa noche, el agua subió rápidamente en el oscuro camino a casa, e inundó los caminos rurales que Mondragón acababa de aprender a transitar. Un puente se derrumbó poco después de que ella lo cruzara, dijo. Toda la familia pasó la noche sin electricidad, cocinando sobre un fuego de leña que construyeron en el piso del patio, improvisado con trozos de madera.
“Mi hijo lloró toda la noche, y temblaba de miedo”, dijo Mondragón, y añadió que la familia apenas durmió.
Dos años después de Matthew, el huracán Florence arrasó el estado en septiembre de 2018 y provocó niveles históricos de inundaciones en 27 condados del este.
Cuatro de cada cinco residentes latinos dijeron que se han visto afectados directamente por estos huracanes, según una encuesta realizada por el Ministerio Episcopal de Trabajadores Agrícolas. Ninguno de ellos recibió nunca una alerta de emergencia o una orden de evacuación. La mayoría no tenía información sobre cómo prepararse y se quedaron varados, sin lugar a donde acudir en busca de ayuda.
Un total de 239 trabajadores agrícolas latinos que viven en 10 condados participaron en las encuestas del Ministerio Episcopal de Trabajadores Agrícolas realizadas en septiembre de 2019.
En las encuestas, los latinos dijeron que estaban varados en campamentos de trabajadores agrícolas inundados y sin comida. Otros compartieron que perdieron sus casas trailers y tuvieron que dormir en autos o autobuses escolares abandonados durante al menos una noche, o más.
Los inmigrantes que habitan en zonas rurales y que han vivido huracanes expresaron cómo los habría empoderado recibir información vital antes de la tormenta, con orientación para tomar las mejores decisiones para ellos y sus familias, según expresaron 40 participantes durante cuatro grupos de enfoque que Enlace Latino NC realizó en 2019. Las familias latinas afectadas por los huracanes eran de cinco condados: Duplin, Wayne, Harnett, Pender y Lenoir.
Algunos tienen la impresión de que sus vidas no le importan a los funcionarios del gobierno local ni a las comunidades en las que viven.
Otros de los trabajadores declararon a Enlace Latino NC que estaban en sus lugares de trabajo - plantas avícolas, granjas porcinas o en los campos - en el momento en que llegaba un huracán. La mayoría de ellos con visados de residencia temporal, no tenían un vehículo para llegar a la tienda y confiaban en que sus supervisores los llevaran, o nunca tuvieron la oportunidad de ir.
Un trabajador agrícola dijo que su jefe pensaba en sus cultivos primero y en sus empleados después. Otro trabajador en una instalación porcina dijo que durante el huracán Florence, él y sus compañeros de trabajo se vieron obligados a quedarse a cuidar de los cerdos, o de lo contrario perderían sus trabajos de forma indefinida.
“Pasé tres días en esa granja antes de poder ayudar a mi familia”, dice. "Eso hizo que me enfermara de insomnio y depresión".
Protocolo confuso ignora a los inmigrantes
Las alertas de emergencia incluyen mensajes de texto y de audio, que los residentes pueden recibir en sus teléfonos móviles o fijos, una vez que se suscriben. La mayoría de los condados usan mensajes de audio, afirmaron los encargados de la gestión de emergencia del condado que entrevistó Enlace Latino NC, incluidos Bladen, Craven, Duplin, Harnett y Pender. Las alertas, como las órdenes de evacuación, las escriben y las graban los equipos de gestión de emergencias de cada condado.
Pero estas alertas son solo en inglés, y los funcionarios del condado han hecho poco para proporcionarlas a las comunidades que no hablan ese idioma.
El condado de Pender, ubicado en la costa sur, está entre los de mayor riesgo de inundaciones. Pender fue muy afectado por el huracán Florence, que arrasó el estado en 2018. Cuando Enlace Latino NC le preguntó a Tammy Proctor, portavoz del condado de Pender, si el sistema de alerta de emergencia del condado está disponible en español, Proctor respondió: "Nunca antes me habían preguntado eso".
Este año, el condado de Duplin planea incluir el español en su sistema de alerta por primera vez, según Matthew Barwick, manager de emergencias del condado de Duplin. Su departamento depende del departamento de salud y de servicios sociales para las traducciones. Barwick afirma que no existe un empleado designado para crear alertas en español. No está claro cómo se traducirán las alertas en tiempo real en caso de emergencia.
Los latinos constituyen el 23 por ciento del condado de Duplin, según los datos del censo. El condado alberga más de 800 granjas y ocupa el noveno lugar en la nación por el valor de cotización más alto de productos agrícolas, incluidos el ganado y las aves de corral. Duplin alberga una planta de procesamiento de aves de corral Butterball, que emplea a más de 3,000 trabajadores, incluida gran parte de la población inmigrante local, principalmente de México, Centroamérica y Haití.
Los condados compran sistemas de notificación de emergencias a empresas privadas, como Hyper-Reach, con sede en Nueva York, que utiliza el condado de Duplin. Este servicio cuesta a los contribuyentes $13,800 al año, pagado a través del fondo general del condado.
Varios administradores del condado declararon a Enlace Latino NC que usan la opción de traducción de Facebook para publicar materiales de preparación en las redes sociales. Pero los funcionarios del condado no pudieron proporcionar datos que demuestren que los usuarios de habla hispana las han visitado.
Courtney Peragallo, investigadora de salud pública de la Oficina de Salud Rural del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Carolina del Norte, se reunió con los trabajadores agrícolas del condado de Pender para evaluar sus experiencias con las tormentas, y ayudó a los funcionarios de manejo de emergencias a contrastar información sobre su mapa de zonas de inundaciones, la cual reveló que "prácticamente todos los trabajadores residen en una zona de inundaciones durante todo el año".
Pero en el sitio web del condado de Pender, todo el texto aparece en inglés, incluida la información del huracán Isaías más reciente. Un pequeño botón rectangular en la parte inferior de la pantalla da la opción de traducción por software.
Peragallo dijo que también ha navegado estos sitios web. "El hecho de que esté 'disponible' en español no significa que las instrucciones sean simples y fáciles de entender, lo cual es un gran desafío".
La pandemia del coronavirus marcó un punto de giro para que algunas oficinas públicas de gestión de emergencias incluyeran información en español por primera vez en 2020, aunque con limitaciones.
La información de emergencia en Internet se traduce automáticamente, según los administradores de emergencias del condado. De los 40 sitios web revisados por Enlace Latino NC, solo cuatro incluyen un menú desplegable para traducir: Pender, Sampson, Camden y Nash. El condado de Pasquotank incluye los enlaces Know Your Zone / Conozca Su Zona en español. El condado de Washington tiene enlaces a la versión en español de la página Ready NC.
El Departamento de Manejo de Emergencias de Carolina del Norte contrató dos traductores en 2020. La guía de huracanes del estado se ha traducido al español por primera vez este año. El estado también lanzó un mapa interactivo Conozca Su Zona para ayudar a los residentes de los 20 condados costeros a evaluar el riesgo de inundaciones. Pero no llega a los otros 20 condados vecinos, la mayoría de los cuales han experimentado la devastación de tormentas anteriores. Las órdenes de evacuación están en inglés.
El descuido de los más vulnerables

Los expertos en prácticas inclusivas de manejo de emergencias dicen que los funcionarios del gobierno local tienen una responsabilidad con el público en general, sin importar quiénes sean, y por tanto deben incluir idiomas accesibles en sus planes de emergencia desde el principio.
El condado de Duplin compartió las minutas de la reunión más reciente del comité de planificación de emergencias del condado con Enlace Latino NC. Ninguno de los miembros de la comunidad presentes eran latinos o representantes de organizaciones comunitarias latinas.
La exclusión de los miembros de la comunidad contradice el enfoque de FEMA de "llegar a toda la comunidad", así como también las políticas implementadas después del mayor desastre natural del país: el huracán Katrina.
John Cooper es un planificador de emergencias de Texas y es afro-americano. Cooper trabaja en planes de preparación para emergencias para comunidades marginadas, y anteriormente realizó una investigación en Carolina del Norte. El campo de la planificación de emergencias, afirma Cooper, es "principalmente dominado por hombres blancos", lo cual afecta la planificación porque aquellos que están en mayor riesgo no son invitados a participar.
En 2005, la devastación que siguió al huracán Katrina en la costa del Golfo, reveló debilidades en la capacidad de la nación para prepararse, responder y recuperarse de desastres catastróficos. También mostró que un modelo único para todos a menudo trae malos resultados para ciertos grupos de personas, como aquellas con discapacidades o dominio limitado del inglés, según la Oficina de Control y Fiscalización del gobierno, la rama de investigación del Congreso de los Estados Unidos.
La Ley de Reforma Post-Katrina fue promulgada para abordar varias deficiencias y reforzar las políticas anteriores, e incluyó específicamente a personas con dominio limitado del inglés (LEP). Esta ley se basa en el Título VI de la Ley de Derechos Civiles de 1964, que prohíbe la discriminación por motivos de raza, color u origen nacional, hacia los beneficiarios de asistencia financiera federal.
“De hecho, es la ley”, dijo Daesy Behrhorst, refiriéndose al Título VI. Behrhorst, un inmigrante guatemalteco, es uno de los fundadores de la Louisiana Language Access Coalition (LLAC). "Si reciben fondos federales, sin importar cuánto, deben hacer lo correcto con esos fondos y brindar un idioma accesible".
LLAC surgió en 2006 después del huracán Katrina, creado por el Foro Latino de Nueva Orleans y miembros de las comunidades de habla hispana, vietnamita y portuguesa. El grupo aborda cuestiones de accesibilidad del idioma en políticas públicas y servicios públicos, escuelas y organizaciones comunitarias.
Pero ha sido un proceso de “pasos de bebé” para los defensores, que deben recordarle constantemente a los gobiernos locales qué dice la ley.
“Tuvimos que repetir mucho 'este es tu trabajo, este no es nuestro trabajo. Deberías traducir esto. Debes incluir este elemento en tu presupuesto. Está eludiendo la ley al no hacer esto y al usar dólares federales”, dijo Behrhorst. "Tienes que ser capaz de exponer estas cuestiones y hacer que comprendan las repercusiones de no hacerlo".
Los departamentos de emergencia de cada condado dependen de otras oficinas, como el departamento de salud del condado o los servicios sociales, para las traducciones al español.
Los condados pueden solicitar subvenciones anuales de preparación para el manejo de emergencias (EMPG) de FEMA. Los 40 condados del este de Carolina del Norte solicitaron y recibieron un promedio de $46,000 por condado en fondos EMPG de FEMA en 2020.
El manual de subvenciones de preparación para 2020 de FEMA sugiere que los estados y condados podrían usar fondos para integrar la accesibilidad del idioma en sus planes de preparación para emergencias. Ninguno de los jefes de manejo de emergencias del condado que hablaron con Enlace Latino NC había considerado usar fondos para contratar un traductor de español.
En el condado de Bladen, el director de gestión de emergencias Nathan Dowless dijo que "interactuamos con la población de habla hispana todos los días".
“Varias personas de esa comunidad han venido a la oficina y traen a sus hijos para que les traduzca”, dijo. Dowless reconoce que esto no es lo ideal. La guía del Departamento de Justicia deja claro que "no se debe confiar en que los niños actúen como intérpretes y traductores".
Dowless crea él mismo cada mensaje de alerta. Cuando le preguntamos si su departamento ofrecería el sistema de alerta de emergencia en español, dijo que "probablemente podría considerar esa posibilidad".
Behrhorst dijo que los desastres naturales son una situación de vida o muerte, y por eso necesitan incluir a miembros de la comunidad, especialmente inmigrantes que no hablan inglés, para que participen en reuniones de planificación como parte del proceso público de toma de decisiones.
Comunidades unen fuerzas para sobrevivir


Cuatro años y al menos tres huracanes después, Mondragón, la inmigrante de El Salvador que tuvo su primer encuentro con un huracán en 2016, aún no recibe alertas locales específicas u órdenes de evacuación del condado donde vive en idioma español.
“Como somos latinos, no se nos da ninguna información”, dijo.
Mondragón dejó su trabajo agrícola y se unió al personal del Ministerio Episcopal de Trabajadores Agrícolas (EFwM) como asistente de programas. Su trabajo consiste en identificar y apoyar las necesidades de salud mental de su comunidad de inmigrantes, y ayudar a organizar a los promotores del grupo, y trabajadores comunitarios de salud voluntarios.
Mientras el COVID-19 golpea a su comunidad, Mondragón y su equipo de promotores se han estado reuniendo virtualmente, utilizando EFwM como plataforma para realizar sesiones de información en línea sobre la pandemia, y ahora, sobre los huracanes.
Desde 2019, Garzón, Mondragón y sus colegas han trabajado en un programa de preparación para desastres en la comunidad latina. Garzón señala que varias familias latinas hablan principalmente lenguas indígenas como el mixteco y el mam, y que también está enfocada en llegar a ellos. Por eso han realizado talleres virtuales tres veces al mes para discutir la preparación para huracanes.
“Quizás esto les dé más confianza, o les ayude a aliviar un poco ese miedo”, dijo Mondragón.
A la primera sesión de julio asistieron casi 30 personas. La gente se unió a la reunión de Zoom desde distintos lugares en el que estaban en el momento: algunos todavía estaban recogiendo cosechas en el campo, y sus audífonos blancos colgaban sobre la pantalla mientras arrojaban arándanos a una canasta. Una madre puso su teléfono en la estufa, y removía una olla mientras participaba en la conversación.
El grupo repasó los conceptos básicos de la organización comunitaria y los roles que cada uno tiene para apoyarse mutuamente en momentos de desastre.
En la tercera reunión participaron casi 50 personas. Delia Jovel, salvadoreña, organizadora consultora de educación popular, hizo una presentación sobre cómo descifrar las alertas de emergencia en inglés y sus significados en español, como diferenciar una alerta de una advertencia, y cómo determinar cuándo evacuarse.
Los miembros del grupo le hicieron preguntas sobre cómo prepararse y difundir información, y ella le recordó al grupo lo más importante que deben hacer en caso de tormenta: comunicarse entre ellos.
"Cuando usted piense 'Soy incapaz de tomar una decisión por mi cuenta', o si no está seguro de qué debe hacer, recuerde que tiene una red de apoyo", dijo Jovel. "Este es el momento de confiar en su comunidad".
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Este informe, el primero de una serie, fue realizado con apoyo de Investigative Editing Corps, un proyecto que ayuda a las organizaciones de noticias locales a realizar reportajes de investigación.
Este proyecto es financiado por North Carolina News Lab Fund