Carolina del Norte, Raleigh- Una inmigrante centroamericana que ha vivido en el país por más de 15 años, primero amparada por el beneficio del TPS y ahora con residencia legal permanente, se encuentra en riesgo de deportación debido a que las autoridades migratorias dicen que no es la persona que afirma ser.
Como toda historia tiene un principio, Elizabeth (reservamos su apellido por cuestiones legales) fue detenida por agentes de la Patrulla Fronteriza luego de cruzar la frontera México-Estados Unidos en 1995.
“Éramos un grupo de personas. En ese momento nos tomaron las huellas y nos preguntaron por nuestros datos personales y nos dejaron ir”, recordó a Enlace Latino NC.
Elizabeth, llegó a la casa de su hermana que reside en Texas y luego de unos meses viajó a Carolina del Norte donde fue recibida por otros familiares.
“Tenía 18 años cuando entré a este país. Nunca recibí una citación de un juez de inmigración y mi hermana que es muy cuidadosa también me informó que a su casa (dirección que informó a las autoridades migratorias) no llegó ningún tipo de notificación”.
TPS y residencia
En 1999 Elizabeth, nacida en Honduras, se acogió al beneficio de Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), amparo migratorio que mantuvo hasta el 2015, año donde inició sus trámites para ser residente legal.
“Mi esposo es ciudadano americano y desde el 2001 estamos casados. Tenemos una hija de 18 años, que también es ciudadana americana. Por una cosa y por otra pasaron 14 años antes de iniciar los trámites de mi residencia”, mencionó.
En el 2016, Elizabeth recibió su residencia permanente y durante tres años su diario vivir fue normal y sin sobresaltos.
Regreso de pesadilla
A solo días de celebrar la navidad del 2019 Elizabeth y su familia recibieron el regalo familiar para un viaje en un crucero. Luego de disfrutar unos días de una nueva experiencia vacacional, el regreso a tierra, en Cabo Cañaveral (estado de Florida) comenzó su pesadilla.
“Llegamos al control de inmigración y entregamos nuestros pasaportes. Un oficial del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) me separó de mi hija y de mi esposo”, explicó.
Separada de su familia fue llevada a una pequeña habitación donde una oficial del DHS comenzó con un interrogatorio.
“Primero me preguntó si sabía por qué estaba ahí y le dije que no. Me explicó que en el año de 1996 tuve una orden de deportación y me presenté ante un juez, pero que cambié mi nombre para obtener la residencia". Hechos que Elizabeth niega por completo. "Siempre he sido yo. No pude engañar al sistema desde que pedí y renové sin problema mi TPS y luego mi residencia. Eso no es verdad. ¿Cómo voy a olvidar que estuve frente a un juez de deportación? No he sido yo", indicó.
Traslado a la cárcel del condado
Elizabeth indicó que en ella trató de explicar a la oficial y enseñar los documentos que lo prueban pero ella no la escuchó.
“Me dijo que me callara, que ella era la que hablaba. Dijo que yo no era ninguna niña y sabía lo que había hecho. Me dijo que yo había estado frente un juez y me habían dado una orden de deportación”.
Ante la negativa de firmar un documento de culpabilidad, decidieron llevarla la cárcel del condado de Orange ( Orlando, Florida) para procesarla antes el ICE.
Allí permaneció dos días, hasta que la dejaron salir en libertad, pero con un parole (una orden de libertad condicional) con el compromiso de presentarse a fines de este mes, ante un oficial del ICE en la oficina que la agencia federal tiene en Cary, Carolina del Norte.
Violación de derechos
En la memoria de inmigrante hondureña queda firme el recuerdo de mucha gente que firmó documentos sin tener conocimiento de que estaban firmando su deportación.
“Una muchacha de Guatemala que tenía su corte el 20 de mayo de este 2020, le hicieron firmar su deportación voluntaria. Yo le pregunté por qué lo había hecho y me dijo que el oficial le indicó, ya que estaba todo en inglés, que era parte del proceso”.
Busca respuestas
En el largo regreso a casa, Elizabeth busca respuestas.
“Mi única explicación es que cuando me detuvieron en la frontera los oficiales metieron mal la información. Quizás se equivocaron o repitieron el nombre de otra persona en mis huellas. Pero lo que estoy segura que nunca estuve frente a juez y mi nombre nunca lo cambié y mi partida de nacimiento puede certificar esto”.
Por el momento, Elizabeth y su familia están en vilo por lo que pueda pasar en la cita con el oficial del ICE. "Aquí tengo mi vida. No es justo que tenga que irme y separarme de mi familia por algo que yo no hice", concluyó.